jueves, 1 de octubre de 2009

INOLVIDABLE



... lo más extraordinario del desierto,
es que esconde un pozo en cualquier lugar...
Antoine de Saint Exupery
 
INOLVIDABLE, así decía el título del correo electrónico que recibí el lunes 21 de septiembre de 2009, lo escribía Vicente González Castro, un cubano enamorado de su isla, teórico de la comunicación, director de televisión, pero sobre todo un gran amigo. En su correo describía el concierto por la paz que tanto llamó la atención de los medios de comunicación de todo el mundo por la controversia entre quienes lo apoyaban y quienes se oponían a que este sucediera, a final de cuentas ese concierto sucedió y Vicente, en un extraño deseo, nos escribió a sus amigos este correo que hoy quiero compartir con ustedes también:
¨ Mis amigos que viven fuera de Cuba, se que algunos siguen de cerca lo que acontece en nuestro país, quizás muchos de ustedes ni estén al tanto de los rollos surgidos por el concierto PAZ SIN FRONTERAS que se realizó ayer en la Plaza de la Revolución, por eso quiero dedicarles a todos esta referencia.

Fue uno de los días más emocionantes de los últimos cincuenta vividos en la Revolución. Aquí han pasado cosas que conmovieron al mundo, pero todas marcadas por la política y la conducción de Fidel. Esta vez asistieron a la Plaza la misma cantidad de personas que cuando la Segunda Declaración de La Habana, que allá en los sesenta, marcó el tope de concurrencia de cubanos, pero esta vez eran jóvenes no convocados por ninguna institución política, no "movilizados" por el Partido ni las organizaciones, espontáneamente.

Todos de blanco, con una botella de agua y sombrillas para el sol, gorras, sombreros o algo que ponerse en la cabeza, aguantaron desde las 12 del día que abrieron el acceso hasta las siete de la noche que terminó el concierto. La temperatura era de 34 grados, en momentos de calma del viento, por el aglomeramiento de personas, y por la humedad relativa tan alta, la sensación térmica era de sentirse cocinado en un microondas. Algunos durmieron la madrugad en las zonas cercanas para ser los primeros.

Cuando inició la música, se produjo el milagro: ni una consigna política, ni una desobediencia que pusiera en peligro aquello, ni algún conflicto siquiera intrascendente, todos corearon y cantaron a los artistas extranjeros, a los cubanos que viven en el extranjero desde hace años y a los que viven aquí. Por primera vez se mencionó en la Plaza a Miami, a los exiliados, se dieron saludos desde allá, se cantó a los presos, se dio la bendición de Dios.... Y la gente bailaba y lloraba. Nadie salió de allí con los ojos secos, todos con el corazón desbordado de felicidad, emociones y esperanzas de cambios.

Pensé que les gustaría saberlo..

Vicente González Castro ¨

El mismo día 21 por la tarde, recibí otro mail de Vicente, esta vez decía: me llamas por teléfono, si no me encuentras, dejas un recado y yo te busco. Ya no pude dejarle un recado para encontrarnos en La Habana nuevamente, porque días después recibí la noticia de que había muerto de un infarto fulminante.

Vicente tenía razón, la vida es lo que es, estoy seguro que esta nota servirá como recado, también espero que me busque y que me encuentre, aquí o allá a donde dicen que todos iremos un día.

Alejandro Ramírez