sábado, 18 de marzo de 2006

LA ANÉCDOTA DE SIEMPRE VIVOS


Este guión fue escrito por Cesar Cruz para el taller de cortometraje Principio y Fin basandose en uno de los momentos históricos de la ciudad de Nuevo Laredo más importantes, su fundación el 15 de junio de 1848, cuando debido a la guerra entre México y Estados Unidos (1846-1848), se fija como nueva frontera del país al Rio Bravo, perdiendo México el territorio que quedaba al norte, esto provocó una de las más heróicas, mágicas y emotivas acciones que los mexicanos que decidieron seguirlo siendo enfrentaron para fundar una nueva ciudad, un Nuevo Laredo, pues cargaron con su vida, su casa, sus animales, sus recuerdos y por supuesto... también sus muertos, cruzaron el rio para fundar una nueva vida y con ello una nueva ciudad. 155 años después en el Puente Fronterizo No. 1 se recuerda esta historia en un inuscitado acto que recuerda el de aquellos años, sin guerra y en otras circunstancias, Julio, personaje interpretado por Roberto Sosa trata de cumplir el deseo de su abuelo muerto en Texas: ser enterrado en México; este es un gran reto para Julio, pero como bien le dice el fantasma de su abuelo cada vez que se le aparece: ¨si mis antepasados pudieron, tú como chingados no...¨
Cuando se rodaba este cortometraje en pleno puente fornterizo, con el Rio Bravo de escenario y la policia de la aduana vigilándonos, a alguién se le ocurrió comentarme que sería muy ¨chido¨ hacer una toma de Julio (Roberto Sosa) cruzando el puente fronterizo con su ataud, idea que no me disgustó y emprendimos el camino al puente para realizarla, Roberto sudaba y empujaba el diablito con el ataud, el camarógrafo, sonidista y yo lo seguiamos en su via crucis, hasta que llegamos al retén. Nuestros productores Juan Pablo Rivas y Gabriela Pérez ya negociaban con la autoridad, pues sin darnos cuenta habiamos cruzado la frontera sin permiso, es decir, que fuimos ilegales por unos momentos, y lo fuimos por un rato más, Roberto Sosa, el equipo y yo huimos del lugar, Juan Pablo y Gabriela fueron detenidos por unos minutos en la oficina de la aduana, hasta que llegaron a un acuerdo y volvieron a la libertad.
FOTO: Noé Cuellar.

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